Para estimar la calidad y valor de un diamante hay que examinar las 4Cs: carat (peso), clarity (pureza interna), colour (color) y cut (corte).
Forma y Talla de los diamantes
Los ángulos, las proporciones y la forma configuran la talla de un diamante. Una buena talla hará que el diamante refleje la luz de una faceta a otra y se produzca un efecto espejo. Cuando está tallado de forma óptima, un diamante brilla de manera espectacular. Es la dispersión de la luz, lo que se conoce como fuego del diamante.
Diamantes en forma redonda o brillantes (talla clásica)
El diamante de talla redonda es el más popular, el más valorado y el más atractivo. La luz se refleja en sus 58 facetas (57, si no hay culet – si la punta esta cerrada ), de proporciones y simetría perfectas. Esta talla redonda maximiza las cualidades del diamante, en lo que se refiere a su brillo y a su fuego, por la reflexión y la dispersión de la luz que en él se proyecta. Así, los diamantes redondos o brillantes poseen unas cualidades ópticas excepcionales. Cada rayo de luz que entra por la tabla se refleja varias veces antes de salir de la piedra.
Hacia los años veinte, esta talla se hizo muy popular. Desde entonces hasta hoy, la mecánica de corte de los diamantes redondos se ha ido perfeccionado mucho con el tiempo, el uso de la tecnología láser y otras técnicas.
Diamantes en otras formas (tallas fantasía)
Las tallas fantasía pueden adoptar muy diversos cortes. En este apartado, detallamos los más importantes para referencia de nuestros clientes.
– Diamante de talla marquesa o navette (55 facetas)
Esta talla se inspira, según cuenta la historia, en la forma de la boca de la marquesa de Pompadour, la amante de Luis XV de Francia. Con forma de óvalo alargado, sus extremos acaban en punta y dan la sensación de un diamante más grande de lo que realmente es. Refleja bien la luz y su brillo lo hace muy atractivo.
– Diamante en forma de pera, gota de agua o lágrima (56 facetas)
Se trata de una talla muy fina y elegante, tanto que algunos de los diamantes más famosos y de mayor valor en el mundo presentan esta talla. Con 56 facetas, viene a ser una combinación a medio camino entre el brillante y la talla marquesa.
– Diamante en forma de óvalo (57 facetas)
Creado por Lazare Kaplan en los años 60, los diamantes ovalados no dejan de ser una talla de brillante modificada. Son menos frecuentes que los brillantes y su forma alargada puede dar la sensación de que tienen un mayor tamaño. Si la piedra no está bien tallada es muy probable ver una franja oscura en la zona central, detalle que puede afearlo y hacer que su valor se reduzca.
– Diamante de talla princesa (76 facetas)
El corte princesa es la talla de fantasía más popular porque es tan brillante como el de talla redonda. Fue creado en la década de los ochenta y, en especial, vemos esta forma de diamante en los anillos de compromiso. Este corte es tradicionalmente cuadrado y suele tener un valor un poco inferior que el de talla redonda a igualdad de quilates. A veces, podemos encontrar un diamante en forma ligeramente rectangular, cualidad no siempre fácil de detectar y algo más valiosa por cuestiones de demanda.
– Diamante con talla radial o radiant (52 facetas)
La talla radial es un corte especialmente recomendado para los diamantes de colores. Esta talla inspirada en la rectangular, es más luminosa y brillante que la talla esmeralda. Se creó hace más de veinte años y es también una talla popular. Más o menos rectangulares según su relación longitud-anchura, estas formas de diamantes tienen aún hoy en día buena acogida.
– Diamante en forma de corazón (59 facetas)
Los diamantes en forma de corazón son frecuentes como colgantes y en anillos por su romanticismo intrínseco. Las piedras cuyos arcos son simétricos en anchura y altura son más bonitas y mejor valoradas. El corte debe mostrar una hendidura marcada y bien definida. Las impurezas de color en el contorno del diamante en forma de corazón pueden hacer ver rebajado su valor.
– Diamante en forma de cojín
Se trata de una talla mixta, entre el óvalo y la esmeralda. El diamante en forma de cojín o almohada se conoce también como corte old mine o vieja mina. De esquinas redondeadas y grandes facetas es un corte brillante muchas veces elegido para diamantes de colores. Sin embargo, cuando hay impurezas se aprecian más que en otras formas de talla.
– Diamante Asscher (72 facetas)
El diamante Asscher presenta un corte cuadrado esmeralda modificado: una tabla más pequeña, una faceta más grande y esquinas de corte dramático. Elegante y clásico, el diamante Asscher suele proyectar más fuego y reflejar mejor la luz que los diamantes de corte esmeralda. Puede presentar impurezas en sus esquinas que le hagan perder algo de valor.
Diamantes pequeños
Las piedras pequeñas suelen presentar tallas cuadradas (29 facetas), tallas rectangulares o Baguette (25 facetas) y triangulares (19 facetas). Son habituales también otros cortes de 8/8 (16 facetas) y de 16/16 (32 facetas).
A la hora de valorar un diamante ha de tener en cuenta todos y cada uno de los factores y en la actualidad el mercado del diamante valora cada vez más la Calidad de Talla.
Peso de los diamantes
El peso de un diamante es una de las cuatro características que determina su valor. Éste se mide en quilates, y un quilate (ct.) equivale a 0,20 gramos (1/5 de gramo). Los quilates (ct.) se dividen en 100 puntos (centésimas de quilate). Así, un diamante de medio quilate (0,50 quilates) tiene un peso de 50 puntos. (1 ct. = 1 quilate)
Con ánimo de ser del todo rigurosos a la hora de proveer la información de forma transparente y veraz, es esencial saber cómo se redondean las cifras para expresar el peso de un diamante en quilates. Así, por ejemplo, un diamante con un peso de 0,9990 quilates se anunciará como un diamante de 1,00 quilates; o uno que pese realmente 0,9989 quilates, se publicitará como un diamante de 0,99 quilates. Conocer estos detalles, le guiará en su toma de decisiones.
Color de los diamantes
La segunda de las características que se tiene en cuenta para evaluar la calidad de un diamante es su color. No todos los diamantes presentan el mismo grado de color, cualidad que está en relación directa con su pureza y su estructura cristalina.
A igualdad en el resto de condiciones, sólo en función del tono e intensidad del color de un diamante, su valor puede verse ostensiblemente afectado, tanto a la alza como a la baja. El color de un diamante tiene un impacto significativo sobre su precio. Los diamantes cuanto menos color, más escasos son y mejor valorados están.
Escala para clasificar los diamantes según su color
Dado que los diamantes suelen presentar matices de color y no son completamente incoloros y perfectos, el GIA (Gemological Institute of America) desarrolló en la década de los 50 una escala que permite determinar los diferentes grados de color de un diamante. Se extiende de la D (diamante totalmente incoloro) a la Z (diamante de color amarillo claro). Los diamantes de mayor calidad se sitúan entre la clasificación D y la clasificación I. Por ejemplo, un diamante E (prácticamente incoloro) es mucho más caro que uno Y (amarillo claro).
En general, cuanta más tonalidad amarilla tengan los diamantes, menor será su valor. Sin embargo, si el diamante tiende a tonos azulados o rosáceos puede resultar más valioso, incluso, que un diamante totalmente incoloro.
El color real sólo se aprecia de forma clara cuando el diamante está suelto. Los diamantes engarzados siempre parecen más claros de lo que realmente son, +/- 3 grados. Un diamante que engrasado parece un I es en realidad en lo mejor de los casos un L.
Diamantes de colores
Diamantes de color natural (Fancy Color Diamonds) los hay de muchos colores: azules, rojos, rosados, verdes, amarillos intenso, marron, negros…. Sin embargo, de todos ellos, los diamantes rojos son los más raros y valiosos.
Pureza de los diamantes
El tercer aspecto a considerar en la valoración de un diamante es su pureza. Como una de las gemas más preciadas del mundo, su pureza es cualidad esencial. La pureza de un diamante hace referencia a la presencia o ausencia de pequeñas cantidades de defectos o impurezas, ya sea marcas externas o inclusiones, que afectan a su brillo y transparencia.
Los diamantes naturales se forman en unas condiciones de presión y temperatura extremas. Por eso, los diamantes con muy pocas inclusiones o con ausencia de ellas son muy raros. Las inclusiones o impurezas pueden adoptar muy diversas formas: nubes, motas, cristales o hilos son las más frecuentes, y pueden apreciarse, o no, a simple vista.
Grados de pureza en los diamantes
Los expertos determinan el grado de pureza de un diamante a través de la observación de éste con una lupa de 10 aumentos, en condiciones de luz de día o iluminación natural. Si no se descubre defecto alguno, se considera un diamante puro. Es lo que establecen las normas internacionales al respecto.
Para poder clasificar los diamantes según su grado de pureza, existe una escala internacional creada por el GIA (Gemological Institute of America) que marca los baremos. Son once niveles que comienzan en el más puro, el FL o flawless (carente de impurezas), y terminan en el I3 o P3, grado en el que se aprecian inclusiones a simple vista.
Así, el valor del diamante también se determina en función de la cantidad, el tamaño y la posición de sus impurezas.
IF-FL: Internally flawless (sin inclusiones internas)
VVS1: Very very small (inclusiones diminutas)
VVS2
VS1: Very small (inclusiones muy pequeñas)
VS2
SI1: Small inclusion (inclusiones pequeñas)
SI2
P1: Piqué (inclusiones grandes o apreciables)
P2 – P3